Ignaz Semmelweis fue un médico húngaro que ejerció en el departamento de maternidad del Hospital General de Viena en la década de 1840. La sepsis posparto (fiebre puerperal) era una ocurrencia común y casi invariablemente fatal. HabÃa dos salas de maternidad en el hospital, una donde los partos eran atendidos por estudiantes de medicina y otra donde los partos eran atendidos por parteras. Los estudiantes a menudo venÃan directamente de las salas de disección donde habÃan estado trabajando con cadáveres con sus propias manos. La fiebre puerperal era mucho más común en la sala atendida por los estudiantes de medicina, pero nadie sabÃa por qué.
Un colega de Semmelweis se cortó la mano mientras realizaba una autopsia y desarrolló un cuadro clÃnico similar de sepsis abrumadora y murió. Semmelweis comenzó a preguntarse si el contagio podrÃa transmitirse en las manos y transferirse a las mujeres durante el parto.
Decidió exigir a todos los asistentes que se lavaran las manos con agua de cal clorada antes de atender un parto, y la tasa de infección se desplomó. Algunos quedaron impresionados por estos hallazgos, pero otros, incluido el superior de Semmelweis, los ignoraron. En 1843 presentó un artÃculo titulado "La contagiosidad de la fiebre puerperal" en la Boston Society for Medical Improvement y defendÃa que Semmelweis estaba realmente en lo cierto con esta hipótesis.